No sé en que momento dejé de mirar las nubes
o de fascinarme con cosas sutiles que no apreciaba nadie.
No sé en que punto del trayecto comencé a mirar al suelo.
No te hagas mayor,
no dejes de saltar en los charcos.
No imites al resto y lo llames lo correcto.
No sé en que momento deje de llamarlos sueños
y como hace todo el mundo, los llamé proyectos.
No sé en que momento dejé de ser espontanea
cuando perdí el impulso, el ímpetu, las ganas.
Todos mis ayeres se parecen a mañana.
No sé en que momento dejé de contar las cosas
con entusiasmo.
¿Cuando le puse tantas piedras a mi muro
para que nadie pueda saltarlo?