No te asustes.
Nunca pensé que algo de mí te asustara.
Pero también fue irreal casi todo lo que pensaba.
Quería hablar contigo de lo mucho que me asusta
quiénes pretendemos ser ahora.
Que me asusta no poder mirarte valientemente a los ojos
y que hago 6 inspiraciones profundas para acercarme
sin que percibas la tristeza que traigo de acompañante.
¿ De qué quieres hablar?
Te preguntas ya en alerta porque presientes la intensidad.
No te asustes.
No te daré un momento así.
No pondré más carne descubierta ante tus perros.
¿De qué quería hablar?
De nada que ya podamos salvar.
Te diré que estoy ocupada, que me pillas mal, que ya lo veremos mañana.
Que es por falta de tiempo
y de ese modo esquivaremos un poco más al desaliento.
Quería hablar contigo porque bastaba eso
para recrudecer las heridas,
para que al menos doliendo fingieran estar vivas.
Te diré que no era nada
que eran solo tonterías mías.
Quería hablar contigo de lo mucho que me cuesta,
de lo complicado que se vuelve
de lo mucho que roza, salpica y escuece.
Quería hablar contigo de mi necesidad de huir
de mi incapacidad para ser uno más,
de lo cara que me sale esta normalidad artificial.
Quería ser valiente y sincera
confesarte los secretos que me guardo para mi siguiente vida
decirte con valor que necesito una copa de vino y una charla sencilla.
Decirte sin filtrar, esas cosas que pienso
y que me den igual las consecuencias porque
ya saliste de mi universo.
Que ojalá no me odies.
Que ojalá me hayas querido un solo beso.
Que aunque me veas derribar los arboles a mi paso
nunca supe arrancar las raíces del suelo.
Que me llevo como lastre cada cosa que no dices,
que me pesan en el alma las cosas que no he dicho.
que me pesan en el alma las cosas que no he dicho.
¿De qué quería hablar?
Y no sabría que decirte.
Que solo era una manera tonta de intentar rozarte
que no puedo contarle esto a nadie que no fuese la otra parte
y la otra parte eras tú
y yo solo quería hablarte.