30 marzo 2016

He dejado de creer

Fotografia de Maud Chalard  http://chalard-maud.tumblr.com/


 Ayer vi a una vieja amiga con la que hacía mucho tiempo que no compartía charlas filosóficas en torno a un café.
Hablamos durante horas de nuestras vidas, de lo divino y de lo humano.
Acompañamos con risas y a ratos con amago de lágrimas, el resumen de lo que había sido de nosotras.
-Yo ya no creo en el amor- me dijo.
Como si el amor fuera un unicornio o una sirena.
Me entraron ganas de reír, yo que le llamo amor a casi todo.
Me dijo que vivimos en un mundo que no da lugar a él.
Que todo el mundo tienen algún interés y que no conoce a ninguna pareja enamorada.
Quizá ese es el error.
Creer que el amor solo puede ser hacía otra persona, y que debe ser correspondido y que debe ir acompañado de estabilidad o de papales que lo corroboren.

Yo amo la literatura,
y a mis perros
y a mis amigos, a los pocos que resisten mi locura.
He amado caricias.
He amado sin ser correspondida,
y he amado el amor que me tenían.
El amor es un sentimiento y existe. No se puede dejar de creer en él.
Tal vez lo que ocurre es que le llamamos amor al concepto que nos hemos hecho.

A veces quien te ama se va. Y no es menos amor.
A veces a quien amas te duele. Y no es menos amor.

- Se vive mejor y más tranquila pensando así- me soltó de golpe,
como si fuese una elección.

Me has dado qué pensar.
¿Si pienso que el amor no existe estaré mejor?
¿Por qué no hacemos lo mismo con otras cosas?
Te propongo que dejemos de creer en la decepción,
en el miedo, en los celos, en el daño, en la ausencia,
en el absurdo concepto de que el otro es nuestro.
Dejemos de creer en el deseo, en la tristeza, en el orgullo...

Seamos seres racionales sin impulsos.

Con todo el dolor que cabe dentro
yo me quedo con mi mundo.