14 marzo 2016

Nada más




Algunas noches, sumergidas en soledad,

me dejabas visitar tu cuerpo,
pero nada más.

Creabas un hueco en tu abismo
efímero e irreal al mismo tiempo
en el que parecía que podíamos volar,
pero era solo un espejismo
y no era nada más.

Algunos días daba la sensación
de que seríamos capaces
de volver a comenzar,
cuando el dolor remitía
anestesiado por las ganas
y había ansias
que no supimos manejar,
pero nada más.

Fui la venda que usabas
para no mirar
pero las cosas siguieron
estando en su lugar
y cuando me caía de tus ojos al suelo
convertida en error
ya no era posible caminar
nos quedábamos quietos
pero nada más.


Ahora que somos dos extraños
poniendo las piezas
con cuidado en su lugar,
ahora que sabemos 
que fuimos océanos prestados 
en los que aprender a naufragar,
puedo decirte que te he querido demasiado
y que desde que toque tu suelo
ya nunca he vuelto a volar
solo eso
y nada más.