28 enero 2020

Incluso volando


Las sienes golpeando
no queda saliva en la boca
las manos están temblando.

Otro paso.

El aire entra caliente
y no sé como expulsarlo.

Un giro rotundo
un matiz humano.

Una cortina líquida descendiendo
de unos párpados cerrados.

Otro paso.

La soledad espesa
tocando las teclas de un viejo piano.

La arruga perfecta de tu liso plano.

El ceño fruncido de las sienes golpeando.

Un cuerpo desnudo de rodillas en el baño
con el agua cayendo sobre el pelo enmarañado.

Otro paso.
A veces, incluso cuando estás volando,
el mundo pesa demasiado.









Te sigo hablando a ti



Te sigo hablando a ti,
aunque ya no estés.


Te sigo hablando a ti
porque te imagino buscándome
a través de las letras
y me saben a caricias
los golpes de las teclas.

Dejó de importarme 
que estuvieras al otro lado
Y empecé a contarte
lo que nunca te había contado.

Que soy de cristal
y me empañaron
los dedos húmedos de tus manos.

No fue fácil desprenderse de
un sentimiento tan pesado
mi frágil cuerpo liviano
del suelo despegado.


Te sigo hablando a ti
aunque te hayas ido sin despedirte.
Aunque a tus ojos entreabiertos
 me haya vuelto invisible.

Tengo tantas cosas que decirte.

Que te sigo hablando
como si no pasaran los años
como si las balas fueran de fogueo
y no hubiésemos muerto de aquel disparo.

Te sigo hablando
como si caminaras a mi lado
como si aún fuera posible
rozarme con tus manos.














Tengo




Tengo la suerte de saber lo que el amor supone cada día.
Tengo cada noche la conciencia tranquila, porque soy coherente 
con mis principios como lo soy conmigo misma.

Tengo la ventaja de poder explicarle a mi cerebro qué es lo que le pasa,
y la capacidad innata de entender que lo que es hoy, puede no serlo mañana.

Tengo ganas y curiosidad para varias vidas.
Tengo el inmenso privilegio de tapar los agujeros escribiendo.
Y también tengo heridas sin cerrar que a veces sangran sin remedio.

Tengo impulsos inmanejables que escapan a las garras de la racionalidad,
y el suficiente entendimiento sobre para siempre y nunca más.

Una venda inmensa que a veces me pongo en los ojos, 
porque sé perfectamente dónde está el cable rojo 
que hace que estalle todo.

A veces la uso, cuando intuyo que es mejor no mirar.

Tengo tantos defectos que los he catalogado,
y tantas cosas bonitas que no sirven para nada práctico...

Tengo penas que se han atragantado y han modificado el mapa mental
porque estaba ocupada sobreviviendo y no tuve tiempo de gestionar.

Tengo pesadas certezas que me impiden volar.
A veces soy más rápida que ellas, echo a correr, no me dejo agarrar.

Tengo la fortuna de coger toda esta rabia y esta incomprensión
y vomitarlas aquí donde no manchen a nadie, hacer un amasijo con ello
y devolverlo convertido en aire fresco.

Tengo días negros en los que toco suelo,
huyo de todo y me limpio las cenizas 
que han quedado al extinguirse el fuego.

Vuelvo a respirar y recuerdo
lo privilegiada que soy y todo lo que tengo.










Mudar de alma




Hoy hemos matado otra parte
y así, poco a poco, hemos dejado de ser nosotros.

Me he vuelto fuerte y por fin me he arrepentido 
de haberte conocido.

El dolor ha superado con creces la línea
que establecían mis principios.

No devolver el dolor
Proteger siempre a quien has querido.

Ser leal.
Ser honesto.
Ser limpio.

Contigo siempre fue lo mismo
tu necesidad de entretenimiento
contra mi exceso de cariño.
Mi frágil alma soñadora
contra tu insaciable egoísmo.
Mi naturaleza saltadora
y tu permanente abismo.

Hoy he sacado los pies del tiesto
porque de tanta tierra me estaba hundiendo.

Esperando que fueses valiente,
esperando que fueses distinto.

Pero tú nunca has sido eso.

Hoy hemos matado otra parte
y ya no necesito hablarte de lo que siento.

He recordado que lo hice muchas veces,
que esta persona nunca te valió la pena
que 1000 días de tristeza chocaron 
estrepitosamente contra tu soberbia.

Ojalá te quieran como te he querido yo,
ojalá supieras perdonar las cosas que yo perdoné
y tener la fuerza para tapar los enormes agujeros
que yo tuve que tapar.

Ojalá seas tan feliz como yo lo soy ahora
ojalá nunca te equivoques y no elijas para romperte
a una mala persona.

Ojalá no cometas mis errores
ni repitas los tuyos.

Hoy hemos matado otra parte,
quizás la última que nos quedaba por matar.

Ir restando poco a poco hasta no reconocerse
hasta mudar el alma frágil por otra más fuerte.

















El secreto



Hoy voy a confesarte mis secretos
escondida tras mi personaje
usando un lenguaje sencillo que defina tanta complejidad.

No me da miedo la soledad
me lo da la multitud.

No temo la herida
me da más miedo ese arma invisible que utilizas.

Puedo ser horriblemente fría,
destructiva y voraz, dependiendo del día.

A veces me quedo sin nada bueno
y me vale para escapar cualquier cabo suelto.

Me empeño en tropezar y tropiezo
en el primer escalón que encuentro.

Tiendo a extraviarme fácilmente
en el timbre de una voz
en el tono de un rubor
y cualquier incertidumbre me parece sugerente.

Mi cabeza está llena casi todo el tiempo
saturada de interpretaciones que no manejo.

Soy tan imperfecta que huiría de mí si pudiera
y a pesar de todo te confieso 
que creo que la pena, la merezco

Detrás de tanto nudo y tanta roca,
de este roto corazón que descoloca lo que toca
está el rincón que siempre dejo abierto.
Para que te refugies de la lluvia
o para cuando tengas miedo.

Que no soy una mujer,
soy un oasis.

Ese era mi secreto.















Me esfuerzo




Hay días en los que, desde que me levanto, me siento perdida.
el suelo se ha convertido en arenas movedizas.
Me esfuerzo, abro los ojos pero no veo,
el horizonte es un puto agujero negro.

Llego hasta el baño y encuentro 
una sombra borrosa frente al espejo.

Alguien que se parece a mí,
algo roto que llevo dentro.

Hay días oscuros
donde alrededor solo hay desierto
y no sé si es que no quiero ver a nadie
o la verdad es que no puedo.

La ropa arrugada y el frío del suelo
un tumulto ensordecedor
golpeando en el silencio.

Hay días que lluevo
y sueño ser el centro de las yemas de tus dedos
tocar el agua y que las gotas te marquen el trayecto.

Pierdo la noción del tiempo
mirando un punto fijo en el techo
en mi cuerpo habita el caos y el absoluto desconcierto.

Llego siempre hasta el borde
justo donde acaba el suelo
maldita costumbre la mía
de no saber encontrar el centro.

Me esfuerzo. abro los ojos pero no veo
todo el mundo se ha convertido
en un puto agujero negro.












El último intento


Con una copa en la mano me he sentado a hablar contigo.

Una conversación necesaria llena de preguntas tangibles
y de respuestas proyectadas.

Creí que te habías marchado pero para irse es necesario haber estado.

Me he sentado y  he recorrido cada uno de los surcos que has creado,
te he preguntado qué sientes y un silencio me ha bastado.

Te he visto frío, taciturno y enfadado
dando golpes sin sentido a quien pretende estar a tu lado.

Te he besado despacio, con los ojos cerrados
saboreando la amargura que siempre estás alimentando.

No encontré felicidad en ninguno de mis huecos,
comencé a sentirme insignificante y a filtrarme por ellos.

He comprendido la diferencia.

Ya nunca será de la manera en que era antes.
Me han faltado las caricias,
tus manos no buscaban erizar mis venas,
en lo profundo de la garganta me supo a pena.

No besabas mis ganas con el empeño que acostumbrabas.
Tus entrañas parecían doloridas y cansadas.

Querías repetirlo todo, pero ahora desde el lugar correcto
a mí me dolía el mundo ya en el primer intento.

Entre los dos conseguimos alimentar tu ego,
programar los instantes y dejar lo importante para luego.

Estallaron en mi túnel todos los espejos
cuando al mirarte comprendí
lo iguales que son nuestros reflejos.

Cuando todos los velos que mi deseo ponía
al fin se han caído
he podido ver con claridad
que tú nunca me has querido.

Ni me quiero yo cuando estoy contigo.

Jamás imaginarás la tristeza con que lo digo.

Conformarme con lo que te sobra,
vaciarme para enseñarte a llenarte,
cambiar de forma y amoldarme
aceptar la devastación que llevas contigo a todas partes.

Eso he visto cuando me ha dado por mirarme.

Estoy cansada,
ya solo quiero que no me duelas.

He replegado las velas porque
todos los mares me parecen iguales.

Es tan importante estar como saber cuando marcharse.

Ya no me queda nada que ofrecerte
tú ya no tienes disfraces ni corazas que ponerte.

Le digo adiós a la sombra
que me has dejado por dentro
no creí poder empeorar lo que ya era imperfecto
pero nos quedaban trozos íntegros que romper
en este último intento.













Tú no lo sabes



Tú no lo sabes,
pero yo he visto todas las vidas que no viviremos.

Aunque nunca nos hubiésemos amado.
Aunque no estuviésemos predestinados.

Has salido a correr,
yo me he quedado a escribir.

Has llegado cansado y molesto,
intuyo que es por algo que no ha salido como tú esperabas.

Me transformo en segundos para ser la tirita 
que tape completamente la herida.

Tú maltratas tu cuerpo corriendo hasta casi reventar
como si de alguna forma estuviera conectado con esa parte
de tu cerebro a la que no sabes acceder.

Yo maltrato mi cabeza, tecleando con rabia sobre la tristeza.

Como dos trozos de tela que han encontrado su propósito
haciéndose de venda.

Tú no lo sabes,
pero yo he visto todos los finales.

Me has transformado en el fallo que no puedes perdonarte
en el complejo capricho que tus frágiles sentidos no pueden
permitirse.

Me dices adiós desde una puerta entreabierta.

Tú sales a correr para que no te devore la bestia negra
yo escribo sobre la tristeza, tecleando hasta que duelen los huesos y las yemas.

Tú no lo sabes,
pero yo adiviné que no encontraríamos jamas la salida
porque tú eras una herida profunda
y yo tan solo una tirita.


















Aquí donde vives



Aún vives aquí
en este pequeño cuerpo
en el que cabe un universo.

Tus cosas siguen esparcidas
por mi suelo.

Dejaste todo tan desordenado
que no he sido capaz de regresar cada
cosa a su lugar.

Tengo una lamparita en el lavabo
el congelador lleno de libros
y una coraza hecha de telarañas.

Vives aquí
en esta cabeza loca
que te mira con la boca.

Tus desperfectos,
esas grietas en las paredes
de tanto portazo al entrar y salir.

Porque tenías un mundo tan ordenado
que te entretenías desordenando aquí.

En esta playa blanca.
En esta arena fina.
En el agua cristalina.

Vivo desenredando los nudos
que con esmero hiciste para mí
y en medio del desorden me doy cuenta
que aún vives aquí.






Me habría dolido menos



La verdad es que importa poco si hemos llegado a este punto
por tu culpa o por la mía, da igual si no ha sido culpa de nadie o de los dos,
quizá haya sido el miedo, o la inercia o la perdida progresiva de interés.

Lo que importa es que estamos aquí,
doliéndonos más de lo que prometimos.

Lo que importa es que esto somos ahora,
un borrón sobre algo bello,
una pisada sobre la hierba aplastada.

Y perdóname, pero cuando te miro
todavía te veo las manos manchadas.

Te están sobrando
malas formas,
gestos feos,
arrogancia y silencio.

Te están sobrando los trozos
de todo lo que vas rompiendo.

Te quedan grandes los sueños
y te falta valentía, te falta empatía
te faltan sentimientos.

Eres una piedra inerte
que no se mueve
que ni siquiera siente.

Si me hubieses abierto el pecho
para escarbar en él con los dedos,
me habría dolido menos.

Si hubiese habido amor
podría decir que ahora está muerto.

Desde mi lado del cristal te veo
como el ser que amé a través de los días
que se hicieron meses
que se hicieron años,
que acabaron transformando
la pena en melancolía.

Yo no puedo ver a un desconocido
aunque desde tu lado ves a una extraña
y cada vez es más frío el aire
y cada vez hay más metros de distancia.

Y te observo a través de un cristal
que constantemente se empaña,
con el calor del interior
con tu aliento y con mis lágrimas.

Si me hubieses escupido la verdad,
si hubieses sido más valiente y más sincero
me habría dolido menos.
Si hubieses sabido arrancar de raíz
la pena oscura que has dejado en mi universo.












Ver tus hojas caer



Discúlpame por entrar.
Necesitaba decirte que no he entendido nada y que a la fuerza siempre es peor.

Puedo inventar una razón sólida que trascienda a la simple crueldad
y puedo buscar razones que lo soporten todo.

Pero si hubiera sabido que te vería convertido en esto
no te habría dejado usar mi piel como abrigo cuando tenías frío.

¡Qué tristeza ver en lo que te has convertido !

Un agujero negro que devora todo a su paso,
que deja sin luz y sin color el mundo y a los valientes que se acercan.

¡Qué tristeza !

Saber que lo bueno que hubo en ti, luchando por aferrarse a un trozo de carne,
fue devorado por tu alma oscura e insondable.

Si hubiera sabido que te transformarías en esto
me habría marchado al otro lado del mundo, para no verlo.

Qué tristeza ver tus hojas caer,
esa seca y estéril corteza que ningún pájaro quiere usar para anidar.

Esa oscuridad que lo ha arrastrado todo.

Qué tristeza esa sonrisa tan bonita que se ha borrado de tu rostro
y ha dejado en su lugar una continua mueca de amargura,
esa rabia oscura que se escapa por tus poros y lo ensucia todo.

Que tristeza tu fealdad y tus malos modos.

Con lo guapo que eras y lo bonitos que eran tus ojos.
Con lo bien que bailas sin esas piedras sobre tus hombros.


Temía que te enrocarías en esa posición distante
que taparías con fuerza tus rendijas y que pasado el tiempo suficiente
ya no te reconocería.

Creía que era imposible estar más dolida y confundida.
Tonta de mí. Eso creía.
Creía que ya habíamos cruzado la fina línea.

Qué tristeza verse obligado a permanecer, no poder apartar la vista 
e idealizarte, imaginarte una vida en la que seas feliz y no ver a la sombra 
de lo que fuiste contaminarse.

Si hubiera sabido que dentro de ti habitaba este ser
en el que finalmente te has convertido me habría ahorrado 
las lagrimas, el cariño y los suspiros.

Estaría más limpia, mas sana y más entera.
No tendría recuerdos turbios girando en mi cabeza.

Y hoy te miraría con esa dulzura que guardo
para quienes pasaron al otro lado de la barrera
y no con esta misera y honda tristeza.












Así no sirve

Entre jadeos se nos fue escapando el miedo
y así no sirve.

Si al final respiras ese aire contaminado
que con tanto esfuerzo has esquivado.

Entre jadeos se me olvidaba
que a la mañana siguiente 
siempre amanecía lloviendo 
con el agua golpeando los cristales
y así no sirve.

Veo el después amenazante
descendiendo las escaleras lentamente
cuando la piel ya no te arde
y así no sirve.

Entre mi empeño por ser la buena
y la inclinada pendiente de tus laderas
todas las gotas de lluvia cayeron fuera
y así no sirve.

No sirven las alas para levantar un cuerpo inerte
ni sirven las escamas quebradas para nadar
y mucho menos si es contra corriente.

Entre rodeos y silencios
se nos partió por la mitad el respeto y el afecto
nos esforzamos en fingirlo, torpemente y en exceso
y así no sirve.










A mil galaxias




Llovía y llovía.
Ella quería salir a jugar,
mirando a través de una ventana empañada
sumergida en el espeso líquido de la monotonía.

Voces huecas empapadas de cadencia.

Jugar, ese verbo tan lejano,
llorar en el reverso de tus manos.

La planicie de una mesa frente a mí
una mesa perfectamente equilibrada
los dibujos tenebrosos de las lineas en la madera
como los laberintos agobiantes que hay en mi cabeza.

Ella quiere jugar en la hierba,
mojada y salpicada de estrellas.

Estoy infinitamente lejos
a mil galaxias de ella.

Jugar, ese verbo olvidado
saltar en tus ojos de barranco.

Las agujas del reloj dando vueltas
dentro de una caja hueca.

El aire espeso.
El frío suelo.
El ruido de las voces
que no entiendo

y ella llorando
y fuera lloviendo.















Desencanto



Le he contado a una pared lo que hubiese querido contarte a ti
de haber tenido fuerza.

He venido a ser sincera.

Te mentí cuando te dije que así bastaba.

Lamento haber fingido ser alguien distinto
para que no tuvieses miedo.
Lamento el conformismo.

Me siento miserable cuando recojo las migajas
que compensan mi mentira.
La cobardía ha sido mía.

He venido a ser sincera.

He tenido tantas sensaciones encontradas,
he albergado tanta pena mal justificada.
He creído y recaído tantas veces
cuestionando y aprendiendo que facetas te mereces.

Ha llegado el desencanto,
en realidad me senté aquí a esperarlo.

He notado el cambio y he jugado
a buscar las diferencias.

Te faltan caricias, te sobran fronteras.
Me faltan costumbres, me sobra impaciencia.

Te faltan susurros , te sobra la inercia.
Me falta dureza , me sobra la lengua.

Y he sabido que ya no hay lugares mejores
que aquellos en que estuvimos.
Que solo podemos decir adiós o destruirnos.

Elijo decirte adiós sin estrepitosos ruidos
con la sinceridad que te debo y el espacio prometido.

Siento que no seamos.
Gracias por haber sido.