28 enero 2020

Naranjas en mi escala de grises



Me gustaría decirte que me he limpiado el alma
que me he desangrado en palabras
que cada día la luz entra por mis ventanas
que he recuperado los colores, la sonrisa y las ganas.

Me gustaría no querer decirte nada.

Que se caigan los puntos 
que nazca un nuevo impulso
convertirme en la dueña de mi vida
y que seas en ella tan solo un intruso.

Me gustaría decirte

que ahora soy indestructible
me arranqué los puntos débiles
al mismo tiempo que te fuiste.

Entre las cosas que no voy a permitirme
estás tú y las llamas que prendiste.

Quisiera decirte que han salido naranjas

en mi escala de grises
que eras un iceberg y yo una muñeca triste.


Quisiera decirte que no mereces nada
pero creerías que es la rabia quien te habla.
Quisiera decirte que ya no me importa
que he conseguido pasar las hojas y llegar al final del libro.
No acerté,
esperaba un final distinto.

Quisiera decirte que hay muchas cosas de las que me arrepiento
que abrieron la puerta y escaparon a tu entendimiento,
que hay muchas otras de las que me siento orgullosa
que se quedan conmigo porque duelen cuando las tocas.

Quisiera decirte que el hombre que amé ya no existe
que lloré por su pérdida más allá de lo posible 
y que lo has intentado, pero a ti su careta no te sirve.

Creo que estábamos abocados a esto.
Irremediablemente.
Nada que hubiésemos hecho habría cambiado el resultado.
Nos faltó ser sinceros y valientes.

Vi la tormenta acercarse desde tu ventana,
y por alguna extraña razón, pensé que podría detenerla.

Mi pequeñez y yo nos vinimos arriba.
Quizá por la fuerza que nacía cuando estabas cerca.

Pero inevitablemente, eramos dos granos insignificantes de arena
en una playa desierta.

Quisiera decirte que cada día que pasa
estoy menos triste
y que han salido naranjas
en mi escala de grises.