Aún no me puedo creer,
la forma en que te
equivocas
pensando que lo haces
bien.
¿Qué querías contarme?
¿En qué pozo oscuro toca
estancarse?
¿ Por qué necesitas que
yo sepa de tu vida?
Ni siquiera para hablarme
has reunido valentía.
Recojo los pedazos
de tu conversación,
habitualmente
vacía,
tan vestida y
encubierta que parece de mentira.
Tu cortesía cotidiana
se ha encontrado a
mi desgana.
Conmigo así no se habla.
Ya no sé leer entre líneas, como solía
ya solo me entran
por los ojos evidencias,
no me gusta
golpearle a mi conciencia,
ni dejarme cosas
rotas por la vida.
Te evaporas lentamente entre tus humos
porque a cada rato
empeoras mi recuerdo,
No querría verlo
arrastrado por el suelo.
Prefiero
reservarme algún segundo.
Ojalá pudiésemos ser normales,
así, como el resto
del mundo.
Ya solo veo una sombra desdibujada,
que en los días
buenos
genera escalofríos
en mi espalada.
Pero no has
cambiado nada.
Si no aprendes de la guerra en mitad de una batalla,
¿ Cómo puedo
hablarte de las que llevo yo ganadas?
¿ Qué querías
decirme realmente?
¿ Qué retorcidas
estrategias se pasean por tu mente?
Créeme cuando te digo que yo siento diferente.
Que las cosas que te escondes,
se me muestran
evidentes.
Si quieres algo,
o esperas algo,
sé valiente.
Ven a pedirlo,
soy buena gente,
pero si lo haces,
por favor,
que sea
sinceramente.