28 enero 2020

La valentía y la locura



La valentía y la locura están separadas por una línea tan fina
que es casi imposible saber cuando la cruzas.

A veces es difícil saber cuándo debes parar,
cuándo algo ya no tiene sentido,
cuándo estás más centrado en la trayectoria que en el objetivo.

Cuándo esos actos de sacrificio se acercan demasiado a la estupidez
y tú los sigues vistiendo de valentía.

Hoy me he sentado a hablar con alguien más fuerte y más sensato que yo.

Ha sido a medida que deshacía su ovillo que he visto el nudo enorme
que hay en el mío.

Ha sido a medida que me ha contado su impulso para salir corriendo
cuando he comprendido que llevo aquí demasiado tiempo.


Conforme relataba el material con el cual construye su coraza
he asimilado lo mucho que a la mía le falta.
Era estupidez ir desnuda a sus trincheras
y pretender que no me hiriera nada.

Me consideraba valiente
pero la valentía es marcharse.


Me he sentado a charlar con alguien más fuerte que yo,
alguien capaz de definir los límites y borrar las difusas líneas que no podrá cruzar.

Me he sentido débil por pisar continuamente esa línea que ya ni siquiera está.
Una línea que se borró de tanto pisarla.

Yo acariciaba su nombre
y disculpaba sin excusas sus errores
porque nunca soporté el sonido brusco de una puerta
cerrándose de golpe.

La valentía y la locura se han mezclado y ya no sé distinguirlas.
Valentía fue quedarme cuando no lo merecías
locura fue decir adiós en el instante preciso
en el que más te quería.