28 enero 2020

El último intento


Con una copa en la mano me he sentado a hablar contigo.

Una conversación necesaria llena de preguntas tangibles
y de respuestas proyectadas.

Creí que te habías marchado pero para irse es necesario haber estado.

Me he sentado y  he recorrido cada uno de los surcos que has creado,
te he preguntado qué sientes y un silencio me ha bastado.

Te he visto frío, taciturno y enfadado
dando golpes sin sentido a quien pretende estar a tu lado.

Te he besado despacio, con los ojos cerrados
saboreando la amargura que siempre estás alimentando.

No encontré felicidad en ninguno de mis huecos,
comencé a sentirme insignificante y a filtrarme por ellos.

He comprendido la diferencia.

Ya nunca será de la manera en que era antes.
Me han faltado las caricias,
tus manos no buscaban erizar mis venas,
en lo profundo de la garganta me supo a pena.

No besabas mis ganas con el empeño que acostumbrabas.
Tus entrañas parecían doloridas y cansadas.

Querías repetirlo todo, pero ahora desde el lugar correcto
a mí me dolía el mundo ya en el primer intento.

Entre los dos conseguimos alimentar tu ego,
programar los instantes y dejar lo importante para luego.

Estallaron en mi túnel todos los espejos
cuando al mirarte comprendí
lo iguales que son nuestros reflejos.

Cuando todos los velos que mi deseo ponía
al fin se han caído
he podido ver con claridad
que tú nunca me has querido.

Ni me quiero yo cuando estoy contigo.

Jamás imaginarás la tristeza con que lo digo.

Conformarme con lo que te sobra,
vaciarme para enseñarte a llenarte,
cambiar de forma y amoldarme
aceptar la devastación que llevas contigo a todas partes.

Eso he visto cuando me ha dado por mirarme.

Estoy cansada,
ya solo quiero que no me duelas.

He replegado las velas porque
todos los mares me parecen iguales.

Es tan importante estar como saber cuando marcharse.

Ya no me queda nada que ofrecerte
tú ya no tienes disfraces ni corazas que ponerte.

Le digo adiós a la sombra
que me has dejado por dentro
no creí poder empeorar lo que ya era imperfecto
pero nos quedaban trozos íntegros que romper
en este último intento.