08 octubre 2015

Te propongo un juego

Te propongo un juego.

Cambiemos quienes somos por un momento.
Yo seré la soledad y tú serás mi aliento.

Me pondré esa piel que tanto pesa.
Te pediré ese espacio en el que ordeno mis ideas.

Tú vendrás con todo al aire y las riendas sueltas.
Me hablarás de sentimientos y de grietas.

Yo me asustaré. Y cerraré la puerta.


Te costará aprender a caminar
sin el lastre de tus piernas.
No es sencillo levitar, así de primeras.

Yo no me moveré.
Por si todo se desordena.

Te pediré con la poca dulzura que me queda
que te guardes tu protección y tu cariño
y que observes desde fuera.

Te propongo un juego.

Ponte mis alas.
Yo me pongo tu argumento.

A lo mejor así
comenzamos a entendernos.

Te coseré esa cuerda elástica que llevo yo cosida
que ha cedido con el tiempo y ha perdido la medida.

Se ha dado de sí en lo que empujas
y se ha quedado corta en lo que tiras.

Te demostraré de cualquier forma
que no tienes nada que yo necesite.

Luego te miraré esperando que interpretes
que soy un imposible.

Te propongo un juego.
Dejemos de ser nosotros, por un momento.

Tú con pasión me explicarás tus sentimientos,
yo con cordura te diré que lo siento, que en mi alma ya es invierno.
Que confundí el cariño con las curvas de tu cuerpo.
Que no puedo llenar nada porque yo no estoy completo.
Que demasiadas cosas me dan miedo

y entonces tú

me propondrás un juego.