08 mayo 2016

Animales impulsivos



Anoche bebí y fumé demasiado.

Tal vez intentando destruir algo que llevo dentro, una especie
nueva de rabia que no había tenido antes.

Me levanto tarde, con la cara demacrada y una máscara abstracta de maquillaje.
Me detengo despeinada y desnuda frente al espejo de mi habitación.

Soy un animal herido incapaz de razonar dónde le duele, por fuera, en cambio
parezco demoledora y contundente.

Un animal impulsivo que ataca cuando está asustado.

Me quedo ahí paralizada, viendo mi imagen reflejada.

Me pregunto si hay indicios visibles de la extinción que sucede en mi interior.
Parece que no.

Preparo café, más humo, ceniceros llenos y copas vacías
y entre todo eso una función teatral que simula la vida.

Enciendo el móvil, te busco, aumento radical de latidos por minuto.

No tengo nada que decirte, o demasiadas cosas tal vez.
- ¡ Imbécil !-
Esa es la palabra que lo resume todo.

Me arrepiento al instante, no tengo tu indiferencia
ni tu capacidad de aguante.
Y ahora tengo un peso nuevo que no tenía antes.
Es el que siente, el que suele equivocarse.

No quiero darte pistas de la ubicación del desastre
y me enfundo en esta coraza que utilizo para olvidarte.

Es el comienzo de un nuevo día que será una raya más en
mi calendario de días soportados sin ti.

Hasta que por fin un día ya no recuerde quien eres
y sea un animal herido que ya sabe porque le duele.