04 mayo 2016

La piedra más bonita



Nunca supe emerger sin tocar el fondo.
Necesité siempre del impulso que el suelo proporciona.

No sabía distinguir la verdad de un espejismo
si no tocaba con los dedos las paredes del abismo.

Hay quienes frenan ante la advertencia
y otros que si no sangramos no lo llamamos experiencia.


Necesité ser ceniza tantas veces
y dejarme llevar por el viento
porque solo veo claridad
si he caído de bruces contra el suelo.

Suelo ganar más cuando pierdo
se me da muy bien coleccionar fracasos
y almacenarlos dentro.

No me atenaza el temor si con él aprendo.

No te preocupes demasiado.
Solo ha sido un mal rato.

Una jornada complicada
en un viaje muy largo.

Suelo elegir el tropiezo y la caída
porque soy mala en el salto.

Solo tienes que decirme
-Mira que piedra más bonita-
y ya estoy tropezando.