13 mayo 2016

Ojos apagados




Me he encontrado a la altura de unos ojos que no me estaban mirando,
unos ojos cansados que miraban a través de mí.

Me apagué siendo un punto incierto de su trayectoria,
me apagué sin la luz que proyectaban al chocar contra mi cuerpo.

Si él supiera cuánto los echo de menos.

Esos ojos en los que giraban en absoluto desconcierto
millones de universos.
Esos ojos que gritaban cuando él se encerraba en su silencio.

Me he chocado contra una mirada que ya no guarda nada
que ya no brilla ni baila
que ahora es un estanque vacío que se ha tragado el agua.

Agacho los míos con tristeza para no enfrentarme a los suyos
convertidos en cueva.

Aquellos que se encendían al ritmo del contoneo de mis caderas.

Los cerrabas despacio al contacto de tu piel con mis manos
los abrías brillando en el pasear sosegado de mi boca por tus barrancos.

Me he encontrado frente a unos ojos que no me estaban mirando,
acostumbrados a la tristeza de que siempre les falte algo.

Echo de menos esos ojos que me miraban absortos desde abajo
cuando tu cuerpo sumergido en el mío te mostraba los atajos.

Echo de menos esos ojos que se iluminaban al verme
unos ojos que ahora atraviesan mi presencia
descomponiendo los átomos de mi materia.

Unos ojos cansados que ya no prenden fuego
y me apagué sin la luz que proyectaban al chocar contra mi cuerpo.