Lo hacemos bien.
Con toda esa basura que ha traído el huracán
con todas esas cosas viejas almacenadas en el desván.
Con la pena dibujada en la sonrisa
y una botella cerrada que olvidamos con las prisas.
Lo hacemos bien.
Alejados.
Reparando los cimientos y el tejado.
Respirando.
Entendiendo la tendencia a desgarrarnos.
Lo hacemos bien.
Con todas esas ganas descompensadas
con los nudos, los enredos y las marañas.
Con el peso correcto equilibrando la balanza.
Lo hacemos bien en la distancia.
Dejando que el otro al fin se vaya.
No pretendiendo que un pez pueda volar
ni ahogar los pájaros en las entrañas.
Lo hacemos bien
al respirar cada mañana.
Por ser valientes y no sembrar
donde nunca crece nada.