Me alejé de ti
y el aire comenzó a llegar.
Respiras mi oxígeno
cuando te encuentras cerca.
Nunca supe huir a tiempo
del peligro.
No era valentía, era insensatez.
Nunca supe protegerme
caminé descalza y desnuda
sobre una cuerda floja
y a la intemperie.
Cuando tuve conciencia del daño
que podías hacerme
insistió mi voluntad
en fingir que era valiente.
El dolor es una sensación
solamente
como lo fue sentir tu cuerpo
o quererte.
En mi diminuta maleta
nunca entraron los escudos.
Dejar de sentir;
ese es mi miedo más profundo.
Hay personas que son rocas
rodeadas por sus muros.
Otros somos sólo piel
y así vamos por el mundo.
Nunca supe
resguardarme de la lluvia
ni aprendí
a esconderme en mi refugio.
Es mejor
dejar trozos de uno mismo
en los cuerpos que elegimos
tener el corazón lleno de nudos
pero sintiendo que has vivido.
Fue siempre mi elección zigzaguear
por los senderos de la vida
detenerme a oler las flores
que otros ven marchitas.
No me arrepiento de mis tropiezos.
Observo las cicatrices
reflejadas en el espejo
me lleno de orgullo
por no haber cedido al miedo.
La curiosidad me empujó
de agujero en agujero
y para poder sobrevivir
cosió alas a mi cuerpo.
No reservé jamás
nada para después
todos iban hacia delante
y yo caminaba del revés.