13 noviembre 2015

El alma del poeta

El alma condenada de un poeta no sabe vivir como cualquiera
buscando continuamente la carne que alimente su tristeza.

A su abstracta conciencia la vida le atormenta
y los caminos que frecuenta siempre son los que dan vueltas.

El alma de un poeta lo hace todo complicado
traza una linea de belleza y deja basura al otro lado.

Disfruta como un niño revolcándose en el barro
cubriéndose de heridas que se van acumulando.

El alma de un poeta vive en hambre constante
buscando ese sentimiento que pueda vaciarle.

De nada se sacia y de todo se alimenta,
de dolor y de tristeza,
de las curvas de tus piernas
del cajón de los recuerdos
de las bocas que ha perdido
del amor desvanecido.

El alma de un poeta es un baúl donde todo cabe y se queda,
donde todo es quebrantable pero nada es insostenible.

El alma de un poeta muere en todo lo que toca.
Va saltando de piel en piel mientras va cambiando de forma.