me di la vuelta, para que fueras tú quien me siguiera.
Intenté no mirar atrás por si me faltaba fuerza
Oculté el crujir del alma y el temblor de piernas.
Utilicé el orgullo para empujarme
cometí el error de dar por seguro que vendrías a buscarme.
Aterricé de golpe contra tu oleaje
ni siquiera notaste mi ausencia
y yo ya estaba deshaciendo el equipaje.
Buscaba entre lineas torcidas y sutiles gestos, un mensaje.
Como ya había dado el primer paso
comencé el viaje.
Caminé tan despacio como pude para que llegaras a alcanzarme.
Inspiré el hueco que ocupabas y lo llené de aire.
Descubrí que no vendrías
que este era el nuevo matiz que pintaría mis días.
Descubrí que almacenaba más pena y más cansancio
del que yo me imaginaba.
Descubrí las lineas traspasadas
lo inútil del empeño que marcaba tu distancia.
Me vi reflejada en la obsesión de convertirme en lo adecuado
de encajar en el hueco que traías preparado.
Me alejé tanto aunque fuese lentamente
que en un momento dado dejé de verte.
Te quedaste quieto mientras me iba,
empujada por tu corriente.
Y pude ver al fin lo que venía siendo evidente,
da igual lo que yo haga tú no puedes quererme.